lunes, 29 de abril de 2013

«El hombre en busca de sentido», de Viktor Frankl



                              «El hombre en busca de sentido», de Viktor Frankl




Viktor Frankl fue un psiquiatra austriaco prisionero durante tres años en Auschwitz y otros campos de concentración.

Su estadía en aquellos lugares le llevó a observar y sentir en sus propias carnes la existencia desnuda, situaciones límite y las reacciones de los hombres ante ellas.

Durante esta narración iremos viendo, de modo sistemático y mediante algunos epígrafes (Apatía, Hambre, Ausencia de sentimentalismo, El humor en el campo, Suerte es lo que a uno no le toca padecer, Juguete del destino, Análisis de la existencia provisional, La pregunta por el sentido de la vida, entre otros), no ya las archiconocidas atrocidades que sufrieron de forma general los prisioneros de la Guerra, sino el impacto que, de forma concreta e individual, psíquica y personal sobre todo, recibían los reclusos durante el día a día, uno tras otro, días lentos, casi eternos, y el análisis que Frankl hace de ellos.

A pesar de que, obviamente, cuenta lo que vivió y esto va ligado inevitablemente a un punto de subjetividad y vivencia personal, a un tinte autobiográfico, no se centra tanto en contar sus penurias de manera que, quizá, le sirviera de catarsis o liberación; el enfoque se dirige al individuo de forma general, pero concreta; los cambios y reacciones sufridos por el prisionero común, pero de forma individual. Encontramos que de alguna manera el hombre se repliega sobre sí mismo valiéndose de diversas cuestiones (según el caso) que lo lleven a uno u otro lugar.

La experiencia de Viktor Frankl durante este tiempo le llevó a la fundar lo que conocemos como logoterapia. Definir este concepto en unas pocas líneas se me antoja algo pretencioso. Rescato un pequeño fragmento al hilo de esto:

Recuerdo a un colega norteamericano que un día me preguntó en mi clínica de Viena: «¿Dígame, doctor, es usted psicoanalista?». A lo que yo respondí: «No exactamente psicoanalista; más bien soy psicoterapeuta». Entonces siguió preguntándome: «¿A qué escuela pertenece?» «Sigo mi propia teoría; se llama logoterapia.» «¿Puede describirme, en pocas palabras, qué quiere decir con ese término?» «Sí —le dije—, pero antes de contestarle, ¿podría usted definirme en una frase la esencia del psicoanálisis?» Ésta fue su respuesta: «En el psicoanálsis, los pacientes deben recostarse en un diván y contar cosas que, a veces, resultan muy desagradables de decir». Le respondí con una rápida improvisación: «Pues bien, en la logoterapia, el paciente permanece sentado, bien derecho, pero tiene que oír cosas que, a veces, son muy desagradables de escuchar».

Así las cosas, podríamos decir que la logoterapia mueve los resortes internos más primarios del hombre para moverlo, incitarlo, motivarlo y resolver ciertos problemas. Podríamos decir que algunos objetivos de la logoterapia son la búsqueda de sentido, el problema del vacío existencial (y esa cierta frustración que suele acompañarlo), aquello tan ambicioso y delicado del sentido de la vida, del sufrimiento, etc.

Termina la esta segunda parte del libro con una crítica al pandeterminismo interesante y cómplice; aunque según con quién, imagino.

Recomiendo este libro con ganas.

domingo, 28 de abril de 2013

«Canción de Navidad», de Charles Dickens


                                    «Canción de Navidad», de Charles Dickens



En Noche Buena, el espectro de Jacob Marley —viejo socio de nuestro protagonista— se le aparece a éste, Ebenezer Scrooge.
"¡Ah, pero qué tacaño, cicatero, estrujador, codicioso, rapiñador, avaro, mezquino y viejo pecador era Scrooge!"
Marley hace que visiten a Scrooge tres espectros: el de las Navidades pasadas, presentes y futuras. Y de ellos tomará el viejo avaro buenas lecciones y cambiará de forma sensible. No quiero decir mucho más; es mejor leerlo.
Un libro ameno, agradable, bien escrito y cercano al lector, a cualquier lector.

viernes, 26 de abril de 2013

«Crónica de una muerte anunciada», de Gabriel García Márquez

                   «Crónica de una muerte anunciada», de Gabriel García Márquez




Es éste un relato que el propio García Márquez concibe como una unión entre lo periodístico y lo narrativo. La historia tiene base real; los hechos se van reconstruyendo por un testigo años después de lo ocurrido
Al casarse con Ángela Vicario, Bayardo San Román descubre que su mujer no es virgen y la devuelve a la casa paterna. La familia forzará a la mujer a desvelar el nombre del culpable, y ella señala a Santiago Nasar. Los hermanos de Ángela anuncian que matarán a Santiago. Todo el pueblo parece saberlo salvo él mismo, y los hechos se sucederán de forma más o menos lenta pero imparable, abocados a un final que desde el comienzo de la obra y en el propio título se anuncia. El asesinato se muestra inevitable, como una fuerza que tiene un destino ya fijado y al que, por acción de unos y omisión de otros, acabaremos llegando con un sentimiento extraño, casi de frustración por los hechos (según se mire), de admiración por la habilidad de Márquez para hilar el entramado de la historia.

Podemos apreciar del mismo modo la variación de perspectivas que vemos en el desarrollo de la trama según los testigos o los pasajes que se cuentan, la imposibilidad que se deduce en la lectura de poder averiguar todos los detalles del entuerto y resolverlo con total certeza.

Destaco el sentimiento que se manifiesta en los hermanos de Ángela: ese impulso a la venganza, o, mejor, a la justicia (para ellos lo es), que irremediablemente les lleva a cometer lo ya anunciado, aun a sabiendas de que tendrá consecuencias y de que probablemente pagarán por ello; pero se ven obligados a hacerlo. Su honor, quizá la moral, la restauración de ese equilibrio justiciero, su familia y sus propias ideas les necesitan.

Una historia circular por lo evidente de su desenlace pero que, con todo, tiene su sentido de ser, su trasfondo y significado propios.

miércoles, 24 de abril de 2013

Cuentos de Ernest Hemingway

                                                  Cuentos de Ernest Hemingway


Esta recopilación de los cuentos resulta prácticamente indispensable para todo buen lector, pero, sobre todo, para los simpatizantes de Hemingway.
Los relatos toman forma con un estilo seco, directo, sin florituras ni artificios que opaquen nada; el lenguaje llega al lector de forma natural y directa, sin rodeos, con una soltura y habilidad envidiables. Los temas que encontramos suelen girar en torno a la caza, la pesca, la guerra, el alcohol, el deseo o un sentimiento casi de frustración o derrota.
Esta edición viene con una introducción muy interesante de Gabriel García Márquez, el mismo que dice "La obra de Hemingway está llena de hallazgos simples y deslumbrantes."

martes, 23 de abril de 2013

«El amor, las mujeres y la vida», de Mario Benedetti


                     «El amor, las mujeres y la vida», de Mario Benedetti





El amor es uno de los elementos emblemáticos de la vida. Breve o extendido, espontáneo o minuciosamente construido, es de cualquier manera un apogeo en las relaciones humanas.

Mario Benedetti.

Y tenemos como cita introductoria: El amor es la compensación de la muerte; su correlativo esencial. Arthur Schopenhauer

Un libro de poemas de este genio de la lengua. Me ha encantado; cada poco releo algunos de estos poemas y son geniales. Absorbentes.

Creo que podría gustar a todos los aficionados a la poesía. Hay poemas con rima más clara, menos clara, con diversas estructuras. 
No diré mucho más, salvo que si tenéis oportunidad, lo leáis. No perderéis el tiempo.

Hasta otra.

lunes, 22 de abril de 2013

«El porvenir de mi pasado», de Mario Benedetti

«El porvenir de mi pasado», de Mario Benedetti



Es éste un libro de relatos dividido en cuatro apartados (El gran quizás, Utopía, Brindis y La tristeza) con la marca Benedetti.

La temática de los relatos varía, aunque, lanzando una mirada hasta cierto punto global, podríamos decir que mantiene cierta unidad, aunque en algunos casos sea más intuitiva; con todo, encontramos relatos que van desde el amor y desamor, fidelidad e infidelidad, pasado y presente de algún personaje —con sus pertinentes sucesos, bofetones emocionales, golpe con la realidad y condicionamientos— hasta algún otro con toques de fantasía.
Mantienen en general el lado reflexivo, humorístico e irónico que el uruguayo plasma normalmente.

Si en sus novelas podemos sentir de lleno esa envoltura sensible y poética con la que nos atrapa, en estos relatos tenemos vestigios de eso mismo, pero, quizá, menos directos; la misma nota de genialidad se torna ahora más fugaz —algo casi inevitable por la extensión de los relatos, que generalmente no pasan de dos o tres páginas—, pero no pierde su esencia y deja con ganas de más e incita a devorarlos en poco tiempo.


domingo, 21 de abril de 2013

«Un hombre que duerme», de Georges Perec

                                 «Un hombre que duerme», de Georges Perec




Este libro fue un verdadero bofetón, un golpe de emociones y de expresiones hasta ahora no hechas realidad para mí de ninguna otra manera, no materializadas aunque volátiles, un libro que se torna una suerte de desparpajo con la que, y lo digo muy sinceramente, disfruté como muy pocas veces y me absorbió por completo.

Es una historia narrada en segunda persona y, aunque pueda parecer extraño, Perec lo hace de una forma absolutamente natural y fluida, sin obstáculos, sin intentos forzosos, con habilidad manifiesta.

El muchacho con el que surcamos estas páginas es un joven estudiante que un día decide no ir a sus exámenes, romper toda relación con lo hasta ahora asumido como propio, recluirse en sí mismo, no hacer, no estar en el mundo aun estando, no ser, estar dentro de un todo que no va con él, no-estar con una casi indiferencia abrumadora. Parece un intento de huida (¿de qué se huye?, de todo, supongo, o de nada, porque hay poca cosa), una desesperación por desconectar y dejarse llevar como un autómata, aunque tampoco creo que autómata sea lo más apropiado para designar ese ser y no-ser que aborda Perec, pero se le puede relacionar.

Es un ramalazo de saturación que que llega a su punto álgido y del que hay que desprenderse.

Tenemos rutina, y una rutina casi-renovada por los esfuerzos (indiferentes) del protagonista. Y tenemos un estilo y una narración continua, sin cambios abruptos, que acompañan perfectamente a la historia y la forma pasa a jugar buen papel también como elemento temático, de alguna manera.

Totalmente recomendable, más si hay algún indicio de poder intimar con esta novela y hacerla propia, de uno mismo, asimilarla y juzgar con uno u otro criterio.

«El viejo y el mar», de Ernest Hemingway


                                         «El viejo y el mar», de Ernest Hemingway




A veces siento que esta novela es tan admirada como incomprendida, o, si acaso, que levanta tantas pasiones como lecturas casi insípidas.

A mí me atrapó y disfruté de y con ella como un crío.

Se narra la historia de un viejo pescador cubano que pasa por una larga y mala racha, hasta que llega su día y tiene que librar una batalla de tú a tú con un gran pez. Saldrán a flote la garra del viejo, su experiencia, su tesón y sus pensamientos.
El desenlace de la batalla, con nuestro pescador llegando a tierra, parece verse truncado; aunque, según como se mire, puede no ser tal. No lo considero un fracaso en sí del hombre, creo que no. Es un final que encierra algo más y del que cada lector puede sacar su propio partido.

Podemos adivinar mientras leemos ciertos simbolismos, ciertas enseñanzas, ciertas imágenes de vida que nos meterán en la lectura con pasmosa facilidad.

La narración de Hemingway es sencilla (que no simple) y de una fuerza terrible.
Hace gala de un arrojo que muy pocos son capaces de plasmar.

«La tregua», de Mario Benedetti

                                           «La tregua», de Mario Benedetti





Os dejo otro de Benedetti.

Benedetti tiene, como otros, temas recurrentes en su escritura; pero el tipo no aburre, no cansa, lo hace bien y da gusto leerle. El amor, la muerte, la sociedad, política, la vida de la gente de a pie...quizá sean parte de ese cúmulo temático.

El protagonista de esta historia, Santomé, viudo desde hace años, está próximo a jubilarse y en una etapa algo rutinaria de su vida, donde incluso la visión del próximo tiempo de ocio resulta inquietante. La relación con sus hijos tampoco acaba de fluir.

Una oficinista que trabaja con él, Laura Avellaneda, empieza a llamar su atención, y la relación, casi clandestina, casi prohibida, casi ilógica, va tomando forma, cómo no, en las manos de Benedetti.
Santomé dobla la edad de Laura, y de ahí saldrá gran parte de los miedos y pensamientos del protagonista.
Toda la historia la cuenta Santomé a través de las entradas de su diario personal, donde podemos acercarnos poco a poco al protagonista y vivir muy de cerca sus experiencias y pensamientos.

Llegando al desenlace de la historia, Santomé entenderá que esa oportunidad era más un espacio, un algo intermedio, probablemente. Una tregua.

No os defraudará: el estilo de Benedetti es directo y certero, y el baile expresivo se torna envidiable en manos del uruguayo.

viernes, 19 de abril de 2013

«Juan Salvador Gaviota», de Richard Bach

                                     «Juan Salvador Gaviota», de Richard Bach




Estaba desempolvando viejos libros y apareció éste. Si soy sincero, no es ni mucho menos de los que más me ha fascinado o de los que haya visto más originales. Me atrevería a decir que se me antojó algo cursi y que la forma que tiene, la materialización del asunto en la gaviota y demás, no me terminó de convencer; pero pienso que, al margen de esas apreciaciones que bien pueden ser más personales de la cuenta, este librito puede dar mucho de sí. Merece la pena dedicarle un rato (no lleva más que eso, un rato) a este libro tipo fábula.

Una gaviota del grupo es diferente, digamos. Va aprendiendo a volar, con esfuerzo, casi con arrojo, y va aportando algún tipo de metáfora que aplicar a nuestra vida y enseñanzas varias dentro de la misma línea.
La manera de conseguir metas y de prepararse para ello, la fuerza de voluntad, la visión que tiene la gaviota, la visión del grupo, el comportamiento de ambos dos y de los dos por separado está muy bien y se puede proyectar a diferentes ámbitos.

Ya digo, la forma, la recreación escogida no es, para mí, la mejor; pero el fondo sí me resulta interesante.


«Gracias por el fuego», de Mario Benedetti.

                                   «Gracias por el fuego», de Mario Benedetti.
 

La primera parte de esta novela es una escena de un grupo de uruguayos en un restaurante estadounidense, donde se dedican a criticar y a quejarse de su país hasta que les llaman informando de que ha habido una catástrofe. Entonces la visión cambia, casi se arrepienten y el rubo de la escena gira sensiblemente; al cabo de un rato se enteran de que la catástrofe no ha sido tal, e intentan volver a lo suyo.

Tras esta introducción, Benedetti pasa a centrarse en la historia de Edmundo Budiño y su hijo Ramón. El padre (que en poco tiempo pasará a pegar un buen cambio, punto clave en la novela, y pasará a ser el Viejo) representa, en parte, lo peor de su país. Edmundo es dominante, poderoso, rico, influyente...

"Todo" lo que tiene Ramón viene, de alguna manera, del Viejo. Y eso tiene que cambiar.
En el desarrollo de la historia Benedetti tejerá también una rica tela en torno al hermano de Ramón, la mujer de éste (de la que Ramón está enamorado), el trabajo de nuestro protagonista, alguna amante tanto de él como del propio Viejo; todo con la maestría de la que, de nuevo, el uruguayo hace gala en esta interesante novela.

Ramón está sometido a su padre desde que éste cambiara tan radicalmente de actitud; tiene que matarlo. Es la única salida, la única escapatoria, la puerta a la libertad tanto para él como para su familia y, además, será la prueba de que no sólo ha vencido a su padre, sino también a lo que tan poco le gusta del país y su entorno.

Recomiendo con mucha, mucha efervescencia, esta novela. Creo que, al margen de mi especial predilección por Benedetti, es una historia que en manos de algún otro podría tornarse tediosa y muy poco original, pero cobra aquí una forma sumamente atractiva, con sentencias que golpean, con pequeñas reflexiones que va desmigajando y dejándote a su paso un buen sabor de boca. Tenemos personajes bien definidos y, en fin, el juego con un todo que, casi con seguridad, no dejará indiferente a nadie.

 Aviso: Benedetti es adictivo.

jueves, 18 de abril de 2013

«La historia interminable», de Michael Ende

                                     «La historia interminable», de Michael Ende



Parece que la película basada en esta novela es archiconocida, aunque, por desgraciada y como muchas otras veces, la novela no llega a ese punto. 

Es una historia de fantasía, pero, más bien, la trama pretende encerrar no una, sino "la" historia de fantasía. La historia de fantasía de las historias de fantasía, el libro de los libros en su género, vaya.
Aquí también también hay seres extraños y ocurren cosas extrañas, sí, pero hay algo tras todo eso que es lo que hace atractiva a esta novela. 

Encontramos del mismo modo cierto simbolismo a tener en cuenta en los personajes y en según qué sucesos y escenas.


A modo de resumen, podría decirse que Bastián, un niño de once años, se hace con un libro titulado La historia interminable y acaba por sumergirse literalmente en él y ser parte de la historia. No uno más, sino el personaje principal. Debe darle un nuevo nombre a la Emperatriz Infantil, que se debilita por una causa en principio desconocida.

El reino de Fantasia, se ve amenazado seriamente por el devastador avance de la Nada (que simboliza la falta de imaginación y sueños de los seres humanos, situados en un mundo paralelo, el mundo "real") y hay que darle solución.


—En Podrepantano, nuestro país —siguió diciendo entrecortadamente el fuego fatuo ha ocurrido algo... algo incomprensible... Es decir, está ocurriendo aún... Es difícil describirlo... empezó por, es decir... Bueno, al este de nuestro país hay un lago... o, mejor dicho, había... llamado Cálidocaldo. Y todo empezó porque, un día, el lago de Cálidocaldo no estaba ya allí... Simplemente había desaparecido, ¿comprendéis?

-¿Quiere decir usted —preguntó Úckuck que se secó?

—No —repuso el fuego fatuo, en tal caso habría ahora allí un lago seco. Pero no es así. Donde estaba el lago no hay nada... Simplemente nada, ¿comprendéis?

—¿Un agujero? —gruñó el comerrocas.

—No, tampoco un agujero —el fuego fatuo parecía cada vez más desamparado. Un agujero es algo. Y allí no hay nada. 

Los otros tres mensajeros intercambiaron miradas.

—¿Qué aspecto tiene... huyhuy... esa nada? —preguntó el silfo nocturno.

—Eso es precisamente lo que es tan difícil de describir —aseguró el fuego fatuo con tristeza. En realidad, no se parece a nada. Es como... como... Bueno, ¡no hay palabras para describirlo!

—¿Como si uno se quedara ciego al mirar a ese lugar, no? —se le ocurrió al diminutense.

El fuego fatuo lo contempló con la boca abierta.

—¡Eso es exactamente! —exclamó

Quizá no sea ésta una novela bien profunda y sesuda como tal; pero goza de atisbos de reflexión nostálgica y alarmante, tiene encanto, cumple su objetivo y seguro que nos dejará algo para recordar.

«Pedro y el Capitán», de Mario Benedetti

                                         Pedro y el Capitán, de Mario Benedetti



Bueno, bueno, bueno, este librito se lee en un rato y resulta fascinante. Es una pieza en cuatro actos, muy sencilla de leer y de una gran fluidez. Vuelas sobre sus páginas y al final te quedas satisfecho, pero no renunciarías a un poco más.

Dos personajes que dan nombre a la obra: el Capitán ("torturador") y Pedro (torturado). Se plantea como un acercamiento a la psicología de ambos roles. La tortura que sufre Pedro se hace palpable, pero no aparece como tal. Sí se habla de torturas y daños a terceros e incluso a él mismo, pero como algo externo que ocurre fuera de la sala de interrogatorios donde se desarrolla la escena.

La "lucha" que se da entre ambos personajes se convierte en un pulso de tú a tú donde los hechos van dando giros interesantes y se arrojan puntos de vista que te hacen sonreír —a veces por la certeza cruda de las sentencias, a veces por la agudeza del uruguayo, que enganchan realmente.

Durante los cuatro actos se da una evolución de ambos personajes, quizá con una posición más radical, quizá más sensible en algún caso.
Pedro usará el silencio como su mejor arma y, más tarde, sus recursos como puente de "salvación". Creo que ambos personajes se complementan a un nivel muy rico que va más allá de lo que puede leerse como tal; se lee también entre líneas y resulta placentero y divertido, dentro de lo que cabe.

Es una obra breve que deja muy buen sabor de boca. 

Muy recomendable.

«Dr. Jekyll y Mr. Hyde», de Robert Louis Stevenson

                               Dr. Jekyll y Mr. Hyde, de Robert Louis Stevenson



Este libro me encanta; me llego a sentir identificado, salvando las diferencias.

Se sitúa en el Londres de finales del siglo XIX ("18...").
Utterson es un abogado amigo del doctor Jekyll, que será la pieza que sirva para ir aclarando la madeja en torno a Jekyll y Hyde.
Utterson, en sus paseos dominicales con su amigo Enfield, empieza a entrar en contacto con la historia de su gran amigo, el doctor Jekyll, que mantiene una extraña relación con un tal Mr. Hyde, un ser misterioso y escurridizo.

Stevenson hace aquí una aproximación al interior del ser humano, a la lucha entre el bien y el mal, a esa balanza más o menos equilibrada que hay en cada uno, al gozo que produce el mal, la atracción a lo prohibido, lo inmoral.

El relato podría encajar en distintos géneros, quizá como policíaco, quizá tenga una pequeña parte de ciencia ficción, quizá... Pienso que eso es lo de menos. La narración y las descripciones son brillantes, y el trasfondo reflexivo y ese trastorno disociativo de la identidad dan mucho juego en el campo del interior de cada persona, de sus pasiones, inclinaciones, temores, deseos, voluntad.

Sin duda, una obra imprescindible y, ante todo, entretenida y nutritiva.

miércoles, 17 de abril de 2013

«Cementerio de las naranjas amargas», de Josef Winkler


Cementerio de las naranjas amargas, de Josef Winkler




Este libro es horroroso. No porque esté mal escrito, no; es horroroso por la temática y la mezcla explosiva que Winkler hace aquí. 

Narra escenas planteadas en el sur de Italia que, casi con seguridad, no dejarán indiferente a nadie. Muertes, entierros, sexualidad (más bien, homosexualidad), religión, "locura", infancia. Un conjunto con el que se nos muestran relatos más o menos aislados pero con una clara conexión entre ellos, basada en esos elementos ya dichos, en un hilo que parece ir uniéndolo todo en base al horror y la desazón. En ellos, más que la narrativa en sí, se atrapa el ambiente desolado y trágico de las situaciones; situaciones donde no sólo hay muerte, sino muerte con ese "algo" que, decía, no deja indiferente a nadie, o a casi nadie. Se hace todo un conjunto desgarrador. 

Creo que, por momentos, no se sabe si estamos ante un fanático de la religión o todo lo contrario.

A lo largo de todo el libro se va desprendiendo el juego de Winkler con la muerte, parece que ama a la muerte, vive de la muerte, escribe con, de y para la muerte.

Confieso: no fui capaz de leérmelo del tirón. Mientas leía éste pasaron otros por el camino y así se me fue haciendo más llevadero. Creo que hasta viene bien que sea así, pues la estructura del libro lo permite y casi invita a ello. 

Entre todos esos retazos así ambientados, hay unas narraciones más largas en primera persona. Tampoco se busca ahí un argumento bien unido; más bien, de nuevo, el crear ese ambiente inquieto y avasallador, aunque sí hay más profundidad y visión a otras cosas. Siempre, claro, sin salirse de lo suyo.

Dibujo con mis palabras una jaula en torno al horror, hasta que llega el siguiente horror y quiere despedazarme. Antes de que pueda lanzarse a mi garganta para darme un mordisco mortal, le arrojo la red de mi lenguaje. Sin embargo, si el horror es más rápido que mi lenguaje, durante un tiempo estoy totalmente paralizado, hasta que me escapo y, escondiéndome de todo el mundo, tejo una nueva red de lenguaje, que echaré sobre la cabeza del horror en la próxima oportunidad.

«Un lugar en el mundo», de Fabio Volo

Un lugar en el mundo, de Fabio Volo



Lo vi de pasada cuando fui a comprar otros, lo hojeé y acabé llevándomelo. Ha sido muy, muy interesante. No es una historia "compleja" —mejor, según cómo se mire, porque sí, algunas cosas me golpearon con fuerza y abrí los ojos y salté del sofá y me puse a reír extrañamente—; pero es muy amena, agradable, que engancha, que te hace leerla rapidísimo y con un mensaje casi alentador, o incluso sin el casi.
La trama gira en torno a dos personajes: Michele y Federico. Federico parece mover los engranajes de absolutamente todo; de todo lo que rodea a Michele, a pesar de que Fede aparezca bien poco, como tal, a lo largo de la novela. De esta forma, no sabría decir si el protagonista es Michele o es Federico o cuál de los dos adquiere más peso; el primero cuenta la historia y la vive y la sufre, pero todo o casi todo gracias al empuje del segundo, que se hace presente de alguna manera en todos y cada uno de los pasajes.
Ambos personajes han sido muy amigos desde pequeños, han compartido experiencias y todo lo que, desde la infancia y hasta la juventud, pueda compartirse. Un buen día Federido se larga, agotado por el día a día que ambos llevan. Lo deja todo en busca de otras cosas. Al tiempo, vuelve renovado, con la vista más larga, con amplitud de horizontes, con otra posición ante la vida. Y todo ello tendrá influencia en Michele. A partir de entonces la historia va girando alrededor de esa idea, que Michele llevará a cabo a su manera.
A todo esto se van dando reflexiones y análisis sobre la marcha y a raíz de ciertos asuntos acerca de la vida misma (qué atrevido, atrevidísimo, pero qué agradable y bueno se puede hacer), acerca del amor, del futuro, de la rutina, de nuestros posibles.
Quizá no se plantee en esta novela nada nuevo, pero seguramente se hace de una manera bastante atractiva. Quizá ya habréis sufrido o pensado de vez en cuando en las situaciones que se dan, pero resulta interesante ver el punto de Volo.
Dicho todo esto, la recomiendo con ganas. Pasaréis un buen rato.


martes, 16 de abril de 2013

«Quién de nosotros», de Mario Benedetti.

Quién de nosotros, de Mario Benedetti.




Una maravilla. 

Benedetti es un genio de la expresión, de transmitir eso que podemos tener de alguna manera en mente y no sabemos o podemos darle forma y llega él, con una facilidad insultante, y "materializa" esos sentimientos, esas reflexiones particulares, en unas pocas líneas que dejan a uno con la mirada en el infinito, pensando sobre ello.

Si vamos a la trama en sí, todo gira en torno a tres personajes, interesantes personajes: Miguel, Alicia y Lucas. Un triángulo amoroso que parece típico, quizá: Miguel y Lucas son amigos en la juventud y casi enemigos más tarde; Miguel desea a Alicia, pero se convence de que no es para él (estan casados y tienen dos hijos); Alicia tiene una conexión especial con Lucas, quizá a caballo entre el odio y el amor apasionado e intelectual; Lucas desea a Alicia, la necesita.

Está bien, está bien. 
Hay tres partes que coinciden con la visión de cada uno de los personajes, cada uno narrando a su manera, con su visión y de forma distinta: Miguel lo hará con una serie de capítulos brevísimos, algo así como una lluvia de ideas y sensaciones perfectamente conectadas; Alicia, mediante una carta que tampoco tiene desperdicio; Lucas a través de un cuento (con notas "reales" a pie de página) en el que transforma en personajes a todos ellos y a algunos otros que salen por ahí.

Desde la primera página hasta la última (y puede que peque de estar mostrando mi visión personal, demasiado personal, pero probablemente no, já) Benedetti me abofeteaba con fuerza, a veces contradictoriamente, para bien y para mal. Tiene numerosos detalles, visiones, formas de decir, que calan hondo en el lector y le hacen asentir en silencio y con asombro. Lo identificado que me sentía a ratos con Miguel, a ratos con Lucas, a ratos con las proyecciones de Alicia, ha sido increíble.

Pero eso aparte, repito: las descripciones, las reflexiones breves, pero directas y fulminantes, son fantásticas.
El derrotismo del uno, la frustración de la otra (y de Miguel, puede que igualmente), la actitud de Lucas y su necesidad, la visión literaria de la vida, hecha cuento, todo eso forma un conjunto bien armado que no decae ni dejará indiferente a nadie.

Tanto la trama como la forma que Benedetti confiere a esta historia son muy pero que muy atractivas. 

Lo recomiendo con ilusión.

Un saludote.