«Un hombre que duerme», de Georges Perec
Este libro fue un verdadero bofetón, un golpe de emociones y de expresiones hasta ahora no hechas realidad para mí de ninguna otra manera, no materializadas aunque volátiles, un libro que se torna una suerte de desparpajo con la que, y lo digo muy sinceramente, disfruté como muy pocas veces y me absorbió por completo.
Es una historia narrada en segunda persona y, aunque pueda parecer extraño, Perec lo hace de una forma absolutamente natural y fluida, sin obstáculos, sin intentos forzosos, con habilidad manifiesta.
El muchacho con el que surcamos estas páginas es un joven estudiante que un día decide no ir a sus exámenes, romper toda relación con lo hasta ahora asumido como propio, recluirse en sí mismo, no hacer, no estar en el mundo aun estando, no ser, estar dentro de un todo que no va con él, no-estar con una casi indiferencia abrumadora. Parece un intento de huida (¿de qué se huye?, de todo, supongo, o de nada, porque hay poca cosa), una desesperación por desconectar y dejarse llevar como un autómata, aunque tampoco creo que autómata sea lo más apropiado para designar ese ser y no-ser que aborda Perec, pero se le puede relacionar.
Es un ramalazo de saturación que que llega a su punto álgido y del que hay que desprenderse.
Tenemos rutina, y una rutina casi-renovada por los esfuerzos (indiferentes) del protagonista. Y tenemos un estilo y una narración continua, sin cambios abruptos, que acompañan perfectamente a la historia y la forma pasa a jugar buen papel también como elemento temático, de alguna manera.
Totalmente recomendable, más si hay algún indicio de poder intimar con esta novela y hacerla propia, de uno mismo, asimilarla y juzgar con uno u otro criterio.
Ok por el tema que aborda y porque creo que sabes que me gusta eso, esta reseña me sonó interesante. Maldito Nacho, voy a quedar pobre si me propongo leer todo lo que subís. xD
ResponderEliminarVa a mi lista, buena reseña nene.
Besos.