viernes, 22 de noviembre de 2013

«Papel mojado», de Juan José Millás

                                           «Papel mojado», de Juan José Millás






Con una trama típica de novela negra se nos va ofreciendo un trasfondo que, en una lectura algo más lejana, podamos apreciar como más rico y profundo.
Aunque es cierto que pueda quedar, al final, más relegado de lo que quizá sería deseable, casi por encima del juego del crimen y de las investigaciones se eleva el conflicto interno entre apariencia y realidad, entre lo que uno quiere ser y lo que efectivamente es, entre el amor y el odio y entre la envidia o admiración que surge en esas relaciones. De forma que al final, el hasta cierto punto ingenioso giro (cosa que hace que la novela no sea una más, que le da cierta relevancia a la historia) nos hace estar delante de una metanovela, de una metaescritura que se va urdiendo con un ojo puesto ya en su desenlace.

 Manolo G. Urbina y su amigo Luis Mary son amigos de juventud; ambos quieren ser escritores, o quizá sólo escribir, discuten. El uno concibe al otro como un personaje de novela, el otro considera al primero demasiado común para ser algo de todo eso. Y además, se apellida García. G., firma Manolo en sus artículos periodísticos.
A partir de un encuentro más o menos fortuito, Manolo se ve inmerso en alguna investigación que su amigo trama, aunque todo se verá sacudido muy pronto cuando encuentren colgado a Luis Mary. El primero, entonces, se dedicará a investigar lo que él considera más asesinato que suicidio mientras se van cruzando diversos contactos, antiguas novias, dinero, una viuda indiferente, algunas reflexiones lanzadas casi inocentemente.

En fin, supongo que la mera trama superficial no tiene ninguna relevancia, podría pasar por otra de tantas novelas negras; toda esa trama me llamaría bien poco la atención si no fuera por la otra parte, por ese conflicto lleno de conflictos del que se nutre la historia. Me hubiera gustado más, sí, que el peso de ese otro asunto, de esa metaescritura que comentaba, tuviera más presencia, pero no está mal. Puede pasarse por alto que con unas pocas páginas le dé la vuelta a todo, porque otros elementos anteriores adquieren entonces otro enfoque. Ese es, me parece, el interés de la novela. El asunto policíaco no deja de ser una excusa.
Los diálogos son ágiles, rápidos; hay numerosos toques cómplices, irónicos, ingeniosos; todo es vivo, palpable; el protagonista se va haciendo nuestro, tanto que al final hasta lo compadecemos y le damos un cierto perdón condescendiente.Tomando la novela por lo que es, se pasa un buen rato.

lunes, 18 de noviembre de 2013

«Una novelita lumpen», de Roberto Bolaño

                                     «Una novelita lumpen», de Roberto Bolaño





O relativamente lumpen.
En Roma, a causa de un accidente de tráfico, Bianca y su hermano quedan huérfanos. Entonces la visión de futuro se rompe, si es que antes la había habido; ahora no hay proyecciones, no hay más que el feroz presente. Tienen que buscarse la vida y se topan con que no hay límites y eso precisamente es un gran límite: ahora hay que aprender a vivir. Bianca empieza su particular descenso a los infiernos, aunque luego sea el desengaño, y quizá la frustración (o la indiferencia), lo que encuentre. Vemos que se mueven los cuatro (los dos hermanos y dos amigos del muchacho) entre la necesidad y la desolación, incluso el acercamiento a la locura. 
En este sentido la novela (novelita, que es muy breve) no está nada mal. Pero le falta algo. De alguna manera es como si estuviera hecho el armazón de la historia y faltase desarrollarla, definir la historia e incluso completarla. Es tan rápida (o escueta, según se mire) que uno acaba de leer pensando y qué más
Con todo, está bien. Podía haber sido un fiasco, para entendernos. La escritura funciona con el objetivo que (supongo) quería cumplir, yendo a lo conciso y sin extenderse en detalles variopintos, aunque puede que esto no termine de equilibrar el otro asunto.
Sea como sea, se despacha en un rato sin mayor complicación, puede leerse con soltura.

domingo, 17 de noviembre de 2013

«Lejos de Veracruz», de Enrique Vila-Matas

                                     «Lejos de Veracruz», de Enrique Vila-Matas





No todo el mundo sabe que a Veracruz y a sus playas lejanas no pienso en la vida nunca volver. (...) sé muy bien que la nostalgia de un lugar sólo enriquece mientras se conserva como nostalgia, pero su recuperación significa la muerte.

Enrique Tenorio, el menor de tres hermanos, está acabado. Tiene veintisiete años, pero se siente (¿está?) viejo y acabado y derrotado. Y a este manco en el ocaso de su marchita vida, ya como en un callejón sin salida, no le queda más refugio que la literatura como vía de escape. Toma el relevo de su hermano Antonio (escritor de viajes que nunca ha hecho) y escribe la novela de su vida, en su caso, viajando y viviendo, aunque sea de aquella manera. De pronto vive para escribir, va evocando y escribiendo, vuelve a su mundano presente y también eso conforma su novela, porque al fin y al cabo el pasado regresa y se hace presente, pero quizá sin dejar de ser pasado, un algo irrecuperable.
Escribe su amor-odio hacia el ambiente familiar, hacia sus hermanos: el bueno de Máximo y la figura inalcanzable de Antonio. Escribe también sobre sus amores y desamores desde una perspectiva engañada, casi descreída, frustrada. Sobre el amor que tiene por las tierras lejanas y los viajes, que dan vida. Incluso sobre crímenes que deben quedar enterrados. Y mientras los escribe, los vive, y viceversa. 
Así, como escritor improvisado, casi forzoso, escribe una suerte de mezcla de diario y novela, las desventuras de un héroe roto, el desamparo de un hombre que quiso captar el transcurso de los días, aunque estos le superan. 

Bien, pues como ya me pasara antes, el estilo de Vila-Matas me encanta. Es de un continuo admirable, como si toda la historia se fuera forjando sobre la marcha y no le quedase al lector otra que seguir el hilo de la historia, con interés, esperando a ver qué pasa. Como pega, si puede decirse así, diría que, sobre todo en la primera mitad, se me hizo algo lenta, quizá por ese modo de escritura de ir trabando y destrabando la trama, pero que resulta ser airosa y admirable, una escritura, como digo, muy literaria.
Las palabras casi se hacen palpables, emergen, es literatura sobre literatura, una historia bien urdida, unos personajes que crean su pequeño-gran mundo, que tienen su papel bien definido. Un título nada inocente al que no quitar el ojo de encima.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Liebster Awards

Mi querida Crossthevoid (que dice que me lee aunque yo no me lo crea, pero sí me lo creo) y la dulce Anï  me han lanzado una especie de ¿reto? El caso es que me han nominado para los Liebster Awards o Best Blog Awards, que parecen ser algo así como unas nominaciones entre blogs para fomentar la actividad de (sobre todo) los más pequeños, la conexión entre ellos, para darlos a conocer, etc. Me parece una buena iniciativa y lo agradezco con cariño.
Para seguir la cadena y recibir ese premio hay que mencionar a quien te nominó, seguir su blog, contestar a las once preguntas formuladas y redactar tú otras once para otros once blogs (si puede ser) y poder así seguir con el juego. Ah, y avisar a los nominados, claro. Pues allá vamos.




1. ¿Cuál es lo primero que recuerdas haber leído?
Creo recordar que La isla del tesoro (de Stevenson). Y me costó; no por el libro, sino porque era (y soy) muy perezoso, y me cuesta arrancar con casi todo. Pero acabé disfrutando con la novela. Supongo que le debo alguna que otra cosa.

2. ¿Y lo último?
Lo infraordinario, de Perec. Aquí abajo está la reseña que hice.

3. Un libro que simplemente no hayas podido terminar.
Recientemente, Cuarteto para un solista, de José Luis Sampedro y Olga Lucas. Es muy breve, pero...no.

4. ¿Tiene verdadero sentido un blog hoy, con el auge de las redes sociales?
Creo y espero que sí. Estas tecnologías (del demonio) nos acercan mucho, al menos en algún sentido, y gracias a ellas he ido descubriendo y anotando nuevos libros y autores, leyendo a otros jóvenes, y hasta he visto esta nominación.

5. Si crearas otro blog que no fuese sobre escritura/literatura, ¿de qué hablaría?
Me gusta la fotografía, aunque sé más bien nada sobre ello. Quizá sería eso o no tener blog, mejor.

6. ¿Tu madre (o cualquier pariente cercano que piense que eres muy listo/a y muy guapo/a) lee tu blog? (Y si lo hace, ¿qué opina?)
Me parece que de tanto en tanto mi padre se pasa por aquí, y creo que le gusta, aunque a veces me mire levantando una ceja. 

7. Escribir: ordenador vs papel y bolígrafo.
Siempre me ha gustado más escribir a mano, y si es con pluma parece que las letras pueden ponerse más de tu parte. Con todo, muchas veces acabo escribiendo directamente en el ordenador, quizá sólo tras algún breve apunte a mano, pero prefiero escribir a mano y luego guardarlo en el ordenador.

8. ¿Hay algún libro que no le perdonas al autor por haber escrito antes que tú?
Siendo totalmente estricto, no. Y digo que no por evitar aquello de pensar esto lo podría haber escrito yo una vez que lo has leído, o sencillamente porque puede estar mejor escrito que lo que yo hubiera hecho, supongo. Y siendo muy poco estricto, condenaría a Vila-Matas, y no por un libro en concreto.

9. ¿Escribes siempre en el mismo sitio? ¿Dónde?
Generalmente en mi escritorio, y de forma ocasional en clase o donde salte la idea, aunque a veces caen algunos garabatos (no puedo llamarlos de otra forma) tirado en la cama.

10. ¿Algún texto tuyo por el que sientas más cariño irracional de lo normal?
Apoyándome en eso que dices de irracional, por ahí hay un relato, Filósofo y artista, que siempre me ha gustado. Cualquiera diría que es, más de la cuenta, un pedazo de mí.

11. Por último: ¿POR QUÉ (todo)?
Porque no había nada mejor, intuyo.


Los blogs que nomino para  esto, creo que son los siguientes (ya lo harán si les viene bien):


Si puede ser, pronto nominaré a otros blogs, con otras preguntas diferentes.

Las preguntas para los que cito van aquí:

1.- ¿Qué te llevó a crear el blog?
2.- ¿Se van cumpliendo las expectativas que tenías al crearlo?
3.- ¿Podrías tener un solo libro como tu favorito?
4.- ¿Y una película?
5.- Además de la literatura, ¿alguna otra afición?
6.- ¿Alguna manía que tengas a la hora de ir a escribir?
7.- ¿Forma de salvar el temido "bloqueo" a la hora de escribir?
8.- Tres autores que recomendarías a cualquiera.
9.- ¿Puede ser la literatura una forma cobarde de evasión de la realidad?
10.- ¿Publicitas tu blog en redes sociales?
11.- Y esta pregunta la dejo para decir cualquier cosa que motive a visitar tu blog.


Cumplida mi parte, espero que el proyecto tenga éxito y los pequeños blogs estén mejor comunicados.
Buen fin de semana.

jueves, 7 de noviembre de 2013

«Lo infraordinario», de Georges Perec

                                       «Lo infraordinario», de Georges Perec



Las cosas notables, grandes, el acontecimiento impactante, aquello que es noticia, es lo que parece dar forma a este mundo. Pero no. Realmente son las cosas pequeñas, lo diminuto, y quizá ni eso; no es que sean cosas pequeñas, sino cosas que pasan desapercibidas. Es ese rumor que siempre está ahí, esa nota olvidada, esa descripción que nunca llega a hacerse por ser demasiado obvia, esa observación que tampoco llega a realizarse porque no la vemos. Sin embargo, son ellas las que sustentan otras mayores, sin que esas tengan que ser más importantes. Pero no se trata aquí, o no del todo, de ese sentido artístico y algo manido de simplemente disfrutar de pequeños detalles. Perec radiografía su entorno, eleva las cosas triviales, proyecta una aguda e inteligentísima mirada a lo infraordinario, y, al captarlo, lo despedaza y lo analiza, ofreciendo un grado de conocimiento y de detalle memorable. De esta forma iniciamos el despegue paseando por la rue Vilin y la vamos conociendo a lo largo del tiempo, vemos las huellas indelebles que sus habitantes y lo ocurrido han ido dejando sobre ella; nos topamos con una serie de notas sin ninguna relevancia, pero con un importante calado; paseamos por Londres mientras éste se hace nada a nuestros pies y cobra encanto al mismo tiempo; leemos el listado de comidas de Perec de todo un año; asistimos al escáner de su lugar de trabajo. Y todo esto hay que vivirlo, haciendo acopio de la capacidad de asombro de la que seamos capaces.
No es que haya que preguntarse acerca de esas cosas comunes, lo que hay que hacer es preguntarle directamente a ellas. Y cuando nos respondan, veremos que viven, sin importar demasiado cuál sea la respuesta. 

Uno puede sentirse hasta cierto punto identificado con el autor cuando le ve decir que los cuatro polos de su escritura son el mundo que me rodea, mi propia historia, el lenguaje, la ficción. Pero luego, con todo, el lector se encuentra con que esos elementos, que podrían ser comunes a otros escritores, no lo son, porque Perec los hace absolutamente suyos.

Vamos viendo pinceladas finas —y nada ingenuas— que van armando poco a poco o mucho a mucho un gran cuadro, una gran obra.
Analiza minuciosamente el espacio y lo que se da en ese espacio, deja entrever unas cosas y arroja otras con fuerza, pero, si no estamos atentos, pasaremos sin advertirlas. No será raro pensar que a este tema y a esta forma va ligada una destreza gramatical considerable.
Así, no es ya tan genial este escritor y esta obra por el tema que aborda, sino también por la forma en que lo hace. Muy seguramente, Perec no sería nada sin su forma.

Éste es de esos librillos que hacen a uno olvidarse por un rato de asuntos como estructuras o engranajes internos y centrarse en lo que se nos transmite, en disfrutarlo en condiciones.